martes, 6 de noviembre de 2012


La Catequesis      
      La catequesis es tan antigua como la misma Iglesia. Enviada por el Señor a proclamar la Buena Noticia de la salvación a todas las gentes (cf. Mt 28, 19-20), la Iglesia inició su predicación, que fue luego puesta por escrito. Así nacieron los Evangelios y las Cartas de los Apóstoles. A éstos siguieron muy pronto los comentarios de los Santos Padres. Los tres escritos, diferentes en su expresión literaria, son, por su contenido y su método expositivo, una catequesis destinada a dar solidez (cf. Lc 1,4) a la fe comunicada a los creyentes.[1]
Al ingresar pueblos enteros al cristianismo, y ser el cristianismo religión del estado, desapareció la iniciación cristiana (catecumenado), quedando encomendada al ambiente familiar y social la transmisión de la fe. De este modo, al final del medioevo se llegó a una ignorancia masiva, incluso en muchos sacerdotes. Por eso el Concilio de Trento insistió tanto en la catequesis con el “Catecismo para los párrocos”.


1.      La catequesis, desde los orígenes históricos del cristianismo, tiene una prioridad fundamental en la misión de la Iglesia, dato histórico que corrobora y actualiza el Papa Juan Pablo II cuando afirma: “la catequesis es una tarea necesaria y primordial en la misión evangelizadora de la Iglesia” (CT 15). “La catequesis no es una acción más entre otras muchas, sino una etapa básica del proceso evangelizador”, en íntima relación con las demás.
2.      “La catequesis es la acción eclesial que trata de fundamentar la fe de todo cristiano. No trata sólo de preparar para recibir un sacramento, sino de acompañar al creyente en el crecimiento de su fe hasta llegar a la madurez. No es una mera enseñanza, sino un aprendizaje, un noviciado que inicia a la totalidad de la vida cristiana.”[1] Sin ella no se sostiene ni se desarrolla la vida cristiana.
3.      Una formación catequística que capacite a los fieles cristianos para vivir conscientemente su fe, dar razón de su esperanza (Cf. 1 Pe 3,15) y realizar su misión en la Iglesia y en el mundo, de cara al Tercer Milenio, ha constituido y constituye un desafío y una preocupación constante de los Pastores y de la Iglesia en Venezuela.[2]
1.      En la historia de nuestra Iglesia ha habido excelentes catequistas que, con una específica preparación o sin ella, han dado insigne testimonio de vida cristiana y han contribuido a la educación cristiana del pueblo. Entre tantos sobresalen pastores como el Padre José Manuel Jiménez Gómez (1864-1914), fundador de las Hermanas Catequistas de Lourdes; el Padre Santiago Florencio Machado (1850-1930), fundador de las Hermanitas de los Pobres de Maiquetía, y Mons. Rafael Arias Blanco (1906 - 1959), Arzobispo de Caracas. De igual manera se reconoce la actuación estelar de catequistas laicos en los momentos de escasez de clero, especialmente durante el siglo XIX. Merece reconocimiento el aporte de las congregaciones religiosas venezolanas y extranjeras cuyo carisma fundacional es la catequesis.
2.      La catequesis parroquial cuenta con muchos laicos: jóvenes y adultos. Esto le da un carácter más dinámico y creativo, alegre, testimonial y esperanzador. Destaca en ella la participación predominante de la mujer catequista.
3.      Hoy entre los catequistas crece el interés por su propia formación, por la catequesis familiar, la catequesis de adultos y por los itinerarios catequísticos para la iniciación cristiana de adultos, niños y adolescentes.
4.      La catequesis se ha beneficiado con la incorporación creciente de laicos adultos, profesionales, que han aplicado sus conocimientos a las distintas áreas y ámbitos catequísticos.
5.      Hay una mayor participación de los adultos en la catequesis, debido a las reuniones de padres y representantes de los niños que frecuentan la catequesis de iniciación; y al surgimiento y fortalecimiento de la catequesis familiar y la catequesis de adultos. Algunos que han recibido su catequesis han pasado a ser catequistas.
6.      La catequesis de adultos es una realidad que se ha venido introduciendo desde hace varios años en diversos movimientos apostólicos con iniciativas variadas, a través de reuniones, cursillos, convivencias, retiros, con un sentido fundamentalmente kerigmático.
7.      Iniciativas pastorales, a nivel nacional y diocesano, han favorecido el surgir de la catequesis de adultos, entre las que se destacan: la Misión Nacional, la Misión Permanente y otras formas de misión, entre ellas las bíblicas.
8.       Hay apertura de la familia para que los niños reciban catequesis, por lo que ésta se convierte en la pastoral de mayor presencia en todas las parroquias y comunidades.
9.       Se ha realizado el cambio de un estilo de catequesis preferentemente memorístico a uno más narrativo y vivencial.
10.   El CATECISMO DE LA IGLESIA CATÓLICA (1992) y el DIRECTORIO GENERAL PARA LA CATEQUESIS (1997) han sido bien acogidos y representan un estímulo para la renovación catequística.
11.  Las publicaciones del Departamento de Catequesis del SPEV, durante el trienio previo al Jubileo 2000, y la publicación de los Itinerarios Catequísticos de Iniciación Cristiana, junto con sus respectivos subsidios didácticos, han sido aportes bien apreciados y ampliamente utilizados por pastores y fieles.
12.  La Propuesta Nacional de los Itinerarios Catequísticos de Iniciación Cristiana para adultos y niños, con sus respectivos textos, abren caminos a la renovación catequística.
13.   Progresiva creación o consolidación de secretariados diocesanos de catequesis.
14.   Con el impulso dado por el Concilio Vaticano II a la renovación de la Iglesia, desde el año 1967 se celebra anualmente el Encuentro Nacional de los Directores de los Secretariados Diocesanos de Catequesis, en el que se profundiza en la formación, se comparten experiencias y, sobre todo, se establecen líneas y criterios comunes para la Pastoral Catequética.
15.   La Educación Religiosa Escolar es valioso instrumento para la formación de las nuevas generaciones. Ésta se ha visto fortalecida por el Convenio entre la Conferencia Episcopal Venezolana y el Ministerio de Educación (1992), por los convenios con las gobernaciones y alcaldías y, sobre todo, por el trabajo abnegado de muchos docentes.

. Algunos factores que obstaculizan la maduración de la fe
1.      El ambiente cultural y social invadido por tendencias opuestas a aquellos valores que el creyente intenta vivir. Las corrientes de pensamiento que alienan a la persona de sus inquietudes más profundas y de su responsabilidad por el prójimo y el mundo, favoreciendo, en cambio, la idolatría del yo, la evasión y el consumismo.
2.      Falta de verdaderas familias, que sean comunidades de fe y amor.
3.      La escasa formación de los catequistas, una formación que no ha asumido las orientaciones del Directorio General para la Catequesis y la deficiencia de formación catequética en seminarios y casas de formación de la Vida Consagrada.
4.      La concepción de la parroquia como estructura de servicios y no como comunidad.
5.      La preocupación de los pastores por la cantidad, con el temor que disminuya el número de catequizandos.
6.      Párrocos, agentes de pastoral y fieles que se resisten a los cambios y a la renovación de la catequesis. 

. Catequesis de iniciación cristiana: una etapa de formación cristiana integral
1.      El Magisterio de la Iglesia enfatiza la noción de catequesis como proceso (DGC 48-52. 143): ella sigue al anuncio kerigmático, desarrollándolo, y desencadena un proceso de iniciación, de crecimiento y de maduración en la fe. Se realiza en forma gradual y progresiva.
2.      El término iniciación significa entrar en un proceso realizado por etapas, para que la persona se convierta en un verdadero cristiano. Este proceso lleva al descubrimiento, antes o después del bautismo, del ser cristiano y del ser Iglesia; lleva a seguir un camino en el que se abandona el estilo de vida presente para comenzar a vivir algo nuevo; lleva a la apropiación de un sistema de valores, principios y actitudes que manifiestan ser discípulo en la escuela de Cristo.
3.      La Catequesis de Iniciación, bisagra entre el primer anuncio misionero (kerigma) y la acción pastoral, “pone los cimientos del edificio espiritual del cristiano” (DGC 67). Es una formación orgánica y sistemática, básica y esencial. Es más que una enseñanza y no se reduce a lo meramente circunstancial. Incorpora a la comunidad cristiana (Cf. DGC 67-68). Exige un itinerario para iniciar en la vida cristiana a los adultos así como a los niños y a los jóvenes. Ese itinerario asume, hace suyo y actualiza el carácter catecumenal de la catequesis de los primeros siglos de la Iglesia. 


[1] Cf. AA.VV.: La catequesis en el ministerio sacerdotal. Ponencia en XXV Jornadas Nacionales de Delegados Diocesanos de Catequesis, Secretariado Nacional de Catequesis; Madrid, 1992, pág 123
[2] Antes, como ahora, con la mentalidad propia de cada época, los Obispos promovieron el “ministerio de la Catequesis” y dieron normas pastorales precisas sobre su desarrollo y organización. Véase, por ejemplo, lo prescrito por la Instrucción Pastoral del Episcopado Venezolano de 1957, Título XVIII, Predicación de la Divina Palabra, Capítulo III, Catequesis, Nros. 978-991.



[1] Es de tener en cuenta el pensamiento del evangelista Lucas quien hace ver el valor de la enseñanza (katejezes) para reconocer la solidez del mensaje de la predicación cristiana.

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